Cagnone y Oppici – 2010

Claudia Cagnone y Laura Oppici.

 

Rosario, ciudad a orillas del Paraná, con una relación íntima, casi secreta, con la llanura.
Como una tropa, los edificios rígidos y pesados se agolpan a orillas de la aguada, atraídos como por una gravedad visual, o tal vez huyendo del acecho de estas tierras pesadas y planas, indescifrables.
Cagnone transita con su mirada desde adentro de esa tropa de edificios, ella decide desparramarlos buscando airear la cuidad, respirar luz y distancia.
Su trabajo en la PC le permite transformar las imágenes con un fuerte componente poético, más que arquitectónico o urbanístico. Los ablanda, aliviana y transparenta, luego los va llevando silenciosamente como nubes bajas por la ciudad y el campo.
En ese andar callado, como el agua del Paraná, la urbe se va transformando lentamente; ahora ya no es solo el río el que se mueve hacia el mar, lo acompaña la ciudad, mimetizada.
Oppici apuesta al revés: es ella la que transita, camina en la pampa en forma rápida, libre y reveladora.
Ella mira a la ciudad desde el llano, su ojo camina limpio y cristalino como el antiguo pampero.
Desde esta cara casi oculta por la ceguera material, la ciudad esta en armonía con su paisaje más intimo: casas bajas, austeras, sin ostentación, están en perfecta armonía con estas tierras. A lo lejos, los desproporcionados edificios quedan disminuidos y en su justo valor.